viernes, 13 de agosto de 2010

Autopsia

Me la pasaba metida en los suburbios probando, tanteando, jugando con el peligro. Jugue mucho y perdí más. Era una ludópata con mi propia vida. Sentía que apostarla me traía de nuevo al juego, me hacía sentir miedo, sudar frió y temblar aun cuando la temperatura estuviese en llamas. Pasaron años así, no recuerdo haber intentado nada para querer mejorar, simplemente pasó. Quizás algún día mientras dormía me hicieron una hipnosis y de pronto comencé a cuidar todo cuanto pude. Estos años así, casi me hacen olvidar mi adrenalínica vida ¿por qué a veces estamos condenados a no recordar comó fue que llegamos a dónde estamos? Olvidémoslo, no importa. Parece que el fin deslegitima los medios y los hace borrosos hasta para nuestra mente. Por fin sucede algo grandioso, un asalto a mano armada, digo a mano armada porque constantemente nos agredemos sin armas y no nos damos cuanta. Sin embargo, salí un tanto ilesa del incidente. Sólo que por ser mujer todo duele más: la regla, el parto y obviamente los golpes. No sé como llegué acá, todavía me lo pregunto. Recuerdo haber ido al médico y haberme hecho el correspondiente examen en pelotas, pero la ética profesional no existió en ese consultorio y me tocó raríiiiisimo. No tengo dinero para hacerme las radiografías que me mandó, pero  sé que dentro de mí sólo hay huesos ¿Que cómo me llamo? no lo sé. De pronto fui Sofía, después Jessica ¡qué se yo! Me llamo la multinombre, total quienes necesitan nombre y apellido son los políticos, los actores, los ilustres cochinos que dejan huella en la sociedad. Yo soy una cara más, de esas que se ven mientras caminas por Sabana Grande y no se sabe cuántos pasadizos secretos esconde su alma. Ya estoy desgastada, me pasé la vida así menguando, buscando oportunidades, tomando unas, y por cosas del azar despreciando otras. Esta acera es la mejor, acá duermo y cerquita en ese huequito de allá en la sombrita, puedo mear sin que nadie se dé cuenta. Sí, recuerdo algo. Tuve una familia, de esas que se preocupan por ti pero sólo se ocupan de ellos. Te dan el milagro de la vida: venir al inframundo para soñar, desear y anhelar cosas que parecen imposibles. No estoy sola, al final los pecados nos marean a todos y la nausea es inevitable. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario