viernes, 13 de agosto de 2010

Paraguachí



El enigma de las caras, de quién eres y qué significas. El acertijo de la permanencia, de las noches que durará una estadía. En los hoteles, el huésped duerme sumergido en sueños o atrapado en pesadillas. Pero cuando el sol muestra su cara, llega el check out. El visitante se viste y se va mientras la cama queda vacía. Las siestas son diferentes, son descanso y encuentro. Ojalá esta siesta sea el encuentro que nos devuelva la paz y podamos mirarnos a los ojos sin nada que reprocharnos. La historia comenzó cuando refugiarnos entre páginas polvorientas ataba nuestras almas. En cada tertulia, le dábamos las cenizas de nuestros recuerdos a desconocidos entes de papel. Era tan cotidiano despertar pasado el mediodía en tu cama y abrir aquella puerta que construyó tu papá. Nunca pensé extrañar eso. Una enfermedad hizo emerger tus ruinas y sepultaste un tesoro. Desconocí unas piernas delgadas, tus delgadas piernas, silueteadas a lo lejos en un balcón que ya se me hacía lejano. Comenzó la metamorfosis que suponía tu recuperación y tus alas no me pudieron gustar. Mis llamadas para saber cómo seguías no recibían respuesta, así que fugazmente olvidé el número de tu apartamento y tu voz cantando Natalie Cole, mientras ordenabas los desastres de la sala. El almanaque hacía lo suyo y te bamboleabas en encuentros casuales con gente que no me agradaba. A veces gorda, a veces flaca, te hiciste volátil. La tristeza se convirtió en resentimiento y lo condené limbo de mis temores. El pez muere por la boca y tus palabras fueron la carnada para sacarte de tu acuario. Te fuiste y no sentí necesario la ridícula despedida. Pero la vida hace maromas dolorosas que al instante no tienen sentido. Admito que no comprendí que crecer para ambas no admitiera un plural. Extrañamente apareces y todo el pesar se reduce a una añoranza por recuperar lo perdido, esa hermanad incondicional que tenía un sentido eterno para mí. Me dijiste: “Mi mamá es como mis brazos, Fran es como mis piernas y tú flaca como un pulmón”. Hasta hoy sigues respirando, pero estoy aquí lejos, para entender tu respiración artificial.

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