viernes, 13 de agosto de 2010

Rapsodia

Truman Capote se escondía detrás de una mascara banal y gracias a eso las balas no lo penetraban fácilmente. Que hablen, destruyan, critiquen, susurren, vociferen y griten. Para mí es mejor la bulla que el silencio, no puedo vivir sin la música y lo que realmente me atormenta es el sonido de la nada. Ser dueña de la saliva de los demás, que su lengua se mueva y articule mi nombre desnudando una calumnia o saboreando una virtud es algo baladí, mi cuello no sirve mucho para voltear. Es como cuando en una turba te agarran el culo y no sirve de nada lamentarse por ello y buscar la mano que clavó sus dedos en tus nalgas. Miro hacia ese punto que sólo es visible en mis sueños, observo la minúscula migaja que me impulsa día a día a sudar. Agradezco. Es lo que mejor se hacer, pues si debo confesar algún desespero es que soy fanática de la parte noble de los demás, ese raro diamante de nuestros días hipócritas. Yo mientras me pongo un poco de blush y te digo que me lleves a bailar para no darme cuenta de lo demás. Ando jugando como una niña con agujas, balas y gasolina para ver si puedo transformarlos y hacer un postre. Piensa como se sentiría comer un puñado de alfileres, piensa si acaso saldrías vivo. Se que no saldré viva, pero tampoco moriré en el intento. Hoy debo sacrificar cosas mas no abandonar nada. Voy a decirte que estaré, pero no permaneceré día y noche haciendo payasadas para que me veas allí. Si me has leído lo suficiente y me conoces lo notaras, si no al menos te dará curiosidad de que es lo que esta tipa te trata de decir.
Capote dijo: "Soy alcohólico. Soy drogadicto. Soy homosexual. Soy un genio."
Hay que darle de comer a los cochinos para que engorden y te los puedas comer en navidad.

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