viernes, 13 de agosto de 2010

Pasarela

El 74 es mi número preferido y no estoy segura de si esta es la entrega de  Retaguardia para el ejemplar 574. Siempre he sido muy metódica y ordenada con las cosas que me interesan. Mis cuadernos del colegio y de la universidad asustan de lo ordenados y coloridos. Las carpetas donde guardo cada artículo que he hecho durante este año con ustedes en urbe también están clasificadas. Mi favorita es la de retaguardia, acá me desnudo sin pena ante más cuarenta mil lectores y se siente muy bien. Es el ritual catártico de cada semana. Pero justo ahora el reloj está en crack, el tiempo vuela y no me deja reaccionar. Ando en una carrera perenne: poniendo música por aquí, grabando un nuevo track allá, en la oficina, pateando la calle... Es una total hazaña. Muchos se molestan porque no contesto por myspace o porque no explico cosas, pero ese es el precio de desnudarte en público. Siempre te ven la carne pero no los huesos. La verdad no puedo detenerme tratando de mostrar mi osamenta, no soy Jesucristo, no vine a morir por nadie. En este siglo nadie lo hace y por eso nos duele el alma. Trato de salvarme, corro con el tiempo porque no voy dejar este mundo sin haber intentado llegar hasta donde quiero. Pero duele, agota y consume. Hay días donde quiero sólo dormir y olvidarme de todo, pero si no me muevo pierdo. Es una constante paradoja porque si estoy hibernando como una osa me cansa no entrar en acción. Fucking equilibrio algún día serás mío. Creo que este ha sido mi desahogo, no me he preocupado por ofrecerles algo para que se detengan sino que realmente les regalo mi momento. Estoy en el paredón voluntariamente y me da orgullo saber que no he prostituido mis convicciones para llegar a ningún lado. Sí, ha habido un poco de suerte, debo confesarlo y mi vida era mucho más fabulosa cuando sólo era redactora de estas líneas del mal. Ahora soy Jessica Stam en la pasarela, caminar en tacones es una odisea. Caer es la gloria.

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